A sangre y fuego Durante mucho tiempo, Yoko Agular fue perezosa en extremo. Pasaba los días escaqueándose y, cuando un enemigo la atacaba, no hacía ni el mínimo esfuerzo por levantarse. Es normal que sus padres pensaran que era discípulo de Sadida en secreto. Pero cuando una horda de moskitos casi la deja sin una gota de sangre, ¡la cosa cambió de forma espectacular! Desde entonces, Yoko empieza la sangría en cuanto alguien se le acerca...
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